24 de mayo de 2009

Darse Cuenta

Algunas palabras de Francisco Huneeus, en el prologo al libro "El darse cuenta" de John Stevens.

"El darse cuenta de un recién nacido se limita a algunas necesidades de orden fisiológico y de afectos generales, como agrado y desagrado. A medida que se va creciendo y el mundo va creciendo para el individuo, también aumenta su capacidad de darse cuenta. Tengo tal o cual apetito. Siento tal o cual emoción. Hasta aquí el fenómeno se presenta como algo sencillo. Luego vienen las relaciones interpersonales, el grupo, la sociedad, los parientes. Ellos me imprimen sus deseos y expectativas y yo les imprimo las mías. Finalmente, la vida social —es decir la vida en una sociedad— termina por moldearme, por conformarme de acuerdo a su modelo, me compenetro de sus ideales, de sus reglas, de sus exigencias, y acabo identificándome enteramente con ella y muy posiblemente divorciado de mí mismo (excepto tal vez por esos molestos dolores de cabeza, esos resfríos frecuentes, esas depresiones o esos problemas a la columna, etc., que me permiten faltar a mis deberes habituales), además de manejado por las necesidades ficticias que me crea la publicidad y por lo tanto amargado con mi existencia ya que no puedo ni tener, ni hacer todo lo que quiero, o no me puedo librar de las cosas que quiero, o no me puedo relacionar con las demás personas del modo que quiero, o no puedo sentir las cosas que quiero, o quisiera, sencillamente, ser otra, persona de la que soy. En este punto la cosa ya no es tan sencilla. De todo lo mucho que me doy cuenta, no sé qué es mío ni qué proviene del mundo. No sé qué es real, ni sé qué es fantasía. No sé si vale o no la pena, no sé si voy a poder salir adelante o no."

No hay comentarios:

Publicar un comentario